El primer contacto profundo con este pueblo que conserva sus ancestrales tradiciones lo tuvimos cuando visitamos esa pequeña comunidad de 12 familias,situada en las afueras de Chichero.Un patio soleado con una llama serena y mansa nos recibió.
Pasamos a una pulcra y soleada habitación donde Margarita y sus compañeras comenzaron a explicarnos minuciosamente el lento y minucioso proceso que debe hacerse sobre la lana hasta llegar a la prenda finalizada.
Después, salimos al amplio patio donde cada una de las 12 familias vende sus productos.Julito estaba más interesado en dialogar con la llama que en comprar productos.
Margarita,ayudada por nuestro guía demostrando las bondades de sus tejidos.
Jorge y Julio felices con sus nuevos atuendos.
Los "muchachos",acompañados por las simpáticas tejedoras
Y como "yapita" nos despidieron entonando una canción en quechua y en castellano¡¡¡UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE!!!!
JUAAAAAAAAAAAAAAAA
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