Guardábamos en nuestra memoria un precioso recuerdo de La Cumbrecita. La habíamos visitado hacía 8 años,pero sus callecitas , sus silencios, sus paisajes y su arquitectura eran imborrables.
Como lo indica el cartel de bienvenida, sus habitantes tienen el orgullo de vivir en un pueblo peatonal.El acceso es a través de este puentecito,desde el que se contempla el Río del Medio.
A los atractivos que brinda con su naturaleza exuberante se suma esta arquitectura que refleja un estilo europeo alemán,tal como la soñara su creador el Dr.Helmut Carbjolsky,quien comprara 500 hectáreas en el año 1934,las que dieron origen a este pueblo alpino al servicio del turismo.
Un hecho doloroso para los habitantes de este pueblo sucedió cuando un vendaval derribó 500 añosos árboles...pero de la muerte surgió la vida El escultor Luis Carlos Pérez,de Villa Belgrano seleccionó 20 ejemplares y esculpió duendes, flora, fauna y esa pequeña y deliciosa miniatura arquitectónica,conformando así un paseo de las esculturas.
Otras esculturas más comerciales, adornan la entrada de diversos negocios.
Heladerías, cafés,hoteles, cabañas, se ofrecen al turista para brindarle confort.La gastronomía de origen alemán...es deliciosa.
Y partimos,felices por haber regresado a ese mundo encantado y único.
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