lunes, 16 de octubre de 2017

La Sebastiana:la casa de la paz


Dijo el poeta que quería una casa que "pareciera flotar en el aire, pero que estuviese bien asentada en la tierra" y la buscó en Valparaíso,intentando encontrar la paz para escribir.La encontró a medio terminar y se enamoró de ella.


En honor al constructor español Sebastian Collado,quien comenzara a edificarla  para vivir en ella,la llamó La Sebastiana.El proyecto inconcluso, a la muerte de Collado, constaba de 4 pisos,pero Neruda le agrega un piso más destinado a ser un altillo.

A esta casa le dedicó algunas de sus más bellas palabras:

" LA SEBASTIANA”
La casa crece y habla,
se sostiene en sus pies,
tiene ropa colgada de un andamio,
y como por el mar la primavera,
nadando como náyade marina,
besa la arena de Valparaíso.
Ya no pensemos más: esta es la casa:
Ya todo lo que falta será azul.
Lo que ya necesita es florecer.
Y eso es trabajo de la primavera.
(A “La Sebastiana”, Pablo Neruda
Y entre el verde lujurioso de su jardín de entrada,la primavera ha realizado su trabajo y el poeta parece contemplar la casa desde este banco,con su perfil que fuera motivo de un concurso, para adornar aún más la belleza de La Sebastiana.




Y no resistimos la tentación de hacerle compañía.


Aunque al comprarla sin estar terminada,el planteo general no es propio del poeta,sin embargo cada rincón tiene su sello personal.Las estrechas escaleras conducen hacia una amplia visión de la Bahía,donde el mar parece agigantarse.En el exterior,posee una variedad de formas,colores y alturas,que evocan a un barco navegando.


Grandes ventanales miran hacia el espacio infinito y un estallido de colores sorprende a cada paso:paredes pintadas en rosado,verdes,amarillosy solferinos


Espléndidas colecciones de los más variados objetos se despliegan incesantemente: colecciones de platos con globos aerostáticos,un cuadro que es a su vez reloy y caja de música,un pájaro embalsamado...todo constituía ese universo único del poeta.


Desde su dormitorio,Valaparaíso se desperezaba en las mañanas,regalándole una visión única y poética.


El amplio living comedor era el escenario preferido para recibir a sus amigos,quienes ya no se asombraran ante objetos tan extraños como este caballo de calesita,que impone su presencia..En cada una de estas reuniones entregaba a sus invitados una carta con un menú donde se designaba a cada plato con uin nombre de su invención.


Muchas obras salieron de su pluma,con su característica tinta verde,sobre las maderas nobles de este escritorio,incluso el poema a la casa que fuera repartido entre los concurrentes a la gran fiesta de inauguraciión el 18 de setiembre de 1961.Habían terminado 3 años de duros trabajos.


Neruda amaba Valparaíso y le cantó así:

“Arriba, por los cerros, florece la miseria a borbotones frenéticos de alquitrán y alegría. Las grúas, los embarcaderos, los trabajos del hombre cubren la cintura de la costa con una mascara pintada por la fugitiva felicidad. Pero otros no alcanzaron arriba, por las colinas; ni abajo, por las faenas. Guardaron en su cajón su propio infinito, su fragmento de Mar”. (“Confieso que he vivido” pag83).




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