martes, 16 de septiembre de 2014

Arcos de la Frontera,un nido en las alturas.


Otra vez por los rocosos y sinuosos caminos,recorrimos los 30km. que nos separaban de Arcos de la Frontera



Sobre un alto peñasco, asomaba su perfil blanco ,Arcos,como la llaman los lugareños, con su mezcla renacentista y mora que le da un aire singular de contrates .

                              

         

   Desde sus miradores veíamos las tierras fértiles que la rodean.


La religiosidad se mezcla con el legado árabe evidenciado en la disposición de las calles, en los vestigios del recinto amurallado o en el castillo del siglo XV,


Sólo se pueden observar sus almenas o su puerta, pues la fortaleza se encuentra habitada.



Flores,balcones,macetas pintadas a lunares, toneles transformados en mesas, todo es una fiesta para los ojos,


El alma de los poetas que le han cantado a Arcos parece flotar en sus callejas,en  muchas esquinas nos sorprenden azulejos con fragmentos de poemas o pensamientos dedicados a la ciudad.


Pedro Antonio Alarcón escribe la Leyenda del Corregidor y la Molinera, inspirada en sus gentes,


Y el incomparable Manuel de Falla,inmortalizará la historia en su Sombrero de Tres Picos.


                                             


Nos despedimos de esta ciudad que fuera ocupada desde tiempos prehistóricos y por la que pasaron bereberes,romanos,musulmanes y cristianos ,aportándole todos un poquito de su belleza






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